jueves, 7 de septiembre de 2017

Trump quiere que los dreamers sean moneda de cambio para construir su muro

La política se define como una actividad orientada, en forma ideológica, a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos, pero también puede definirse como una manera de ejercer el poder buscando resolver el choque entre intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad.
Este martes, 5 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió dar un duro golpe después de varios fracasos: puso fin al programa DACA, encargado de mantener a miles de “dreamers” en suelo norteamericano. Lo cierto es que la inmigración ilegal es una diana en manos de Trump que primero intentó con el muro, después con los musulmanes, pero ante sus frustraciones, ahora decidió golpear a los más jóvenes.
*Foto: Chicago News
Primero hay que saber que un “dreamer” es un inmigrante indocumentado que llegó a Estados Unidos cuando sólo era un niño. Se tiene registro de 800 mil jóvenes con condición de “dreamer”, de los cuales casi el 80 por ciento es de origen mexicano.
Aunque Trump llegó a declarar su “amor" hacia los dreamers y prometió que no tenían de qué preocuparse, ahora estos han quedado en una cuerda floja a la espera de que un Congreso decida si pueden seguir en el único país que conocen o los mandan a tierras de las que no tienen ningún recuerdo.
La realidad es que aunque el magnate neoyorquino sea el encargado de arruinar el sueño de miles, este problema viene de más atrás y Trump usó los malos acuerdos del pasado para su conveniencia. Cuando Barack Obama aún era presidente de EUA, este nunca logró que el Congreso le diera un apoyo mayoritario al programa DACA.
*Foto: Immigration Attorney & VISA
La llamada “Dream Act” que en 2010 buscaba ofrecer cobertura y legalidad a los dreamers terminó siendo desechada sólo por cinco votos en el Senado, lo que ocasionó que los demócratas terminaran, derrotados, imponiendo un remedo legal mediante una orden ejecutiva en junio de 2012. Esa falta de sustento parlamentario permite ahora que el sucesor en la Casa Blanca pueda borrar todo de un plumazo.
Ataca, rompe y avanza, esa podríamos decir que es la política manejada por Trump. Pese a que el movimiento de expulsar a los jóvenes ilegales suene coherente respecto a la ideología anti-inmigrantes del presidente estadounidense, el movimiento le ha salido caro, pues las encuestas muestran que gran parte de su electorado ve la medida con horror; según un sondeo de Político, el 78 por ciento de los votantes registrados ha mostrado su apoyo a la regularización de los dreamers.
Pero si la mayoría de los que votaron por Trump ve con malos ojos esta nueva jugada, ¿por qué hacerla? La solución parece ser algo retorcida, pero sencilla: la Casa Blanca ha puesto precio al futuro de los todos los jóvenes ilegales.
*Foto: CNN
Aunque no ha pasado ni una semana del exterminio al DACA, ahora el gobierno de Trump misteriosamente ha decidido apoyar una regularización en el Congreso de esos jóvenes, claro que por un precio.
Con una regularización en la mesa, el gobierno buscaría a cambio que se aprueben los ansiados fondos para la construcción del muro con México. Esta negociación convertiría a más de 800 mil jóvenes inmigrantes en rehenes de un pacto que no se sabe bien dónde terminará.
Expertos aseguran que cerrar un trato de esa naturaleza sería una tarea sumamente compleja. En teoría existe una vía que la Casa Blanca apoya y sabe que puede ser avalada por los radicales y los demócratas.
Se ofrecería regular a los dreamers a cambio de que la mayoría del Congreso apruebe un endurecimiento de las medidas migratorias, entre ellas asignar más recursos para la persecución de los indocumentados y, claro, la construcción del muro con México.
*Foto: Muros & Murallas 
Esta solución es la más viable para arreglar un poco lo roto, pues es vista con agrado por muchos conservadores, daría buena imagen al electorado estadounidense, sería una victoria a secas para los demócratas y terminaría dando a Trump el dinero que necesita para su muro, uno de los grandes símbolos de su campaña para llegar a la presidencia.
El problema es que muchos demócratas han negado categóricamente esa negociación, pues supondría convertir a los jóvenes inmigrantes en rehenes de una negociación.
«Los dreamers no son moneda de cambio para un muro fronterizo ni una inhumana fuerza de deportación», aseguró a medios el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Si se concreta ese rechazo demócrata este frenaría seguramente la propuesta, lo que volvería a dejar a los dreamers en el mismo punto: desamparados y en el limbo.
*Foto: CNN
Por lo pronto, hay poco tiempo para maniobrar pues Trump ha dado un plazo de seis meses antes de cancelar el programa que da cobertura legal a los dreamers. Resucitar el Dream Act o establecer un acuerdo que otorgue más tiempo serían las opciones, pero por ahora el tiempo corre.

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